Esclava pero no masoquista

En mi trabajo hace poco me preguntaron que si yo era masoquista. Miré a mi compañero y me sonreí de manera trasto y con ojitos algo malévolos. Y aunque se dice no es correcto contestar una pregunta con otra le pregunté; ¿tengo cara de ser una persona que disfrute del dolor? La cara de él valía un millón, y más me sorprendió su respuesta. Me dijo: “~ Sí, tienes cara de ser masoquista y de encima poder disfrutarlo”.
La verdad es que no soy masoquista, ni considero que una masoquista sea obligatoriamente sumisa, igual pienso y siento que soy esclava pero eso no me hace necesariamente partidaria de disfrutar del dolor. Existen a mi entender sumisos/esclavos, sumisos/esclavos masoquistas y los masoquistas. Pero yo no soy una esclava masoquista sino una simple esclava. Esto no significa que no disfrute de una rica azotaina a manos de mi Señor, que disfrutemos ambos de ponerme el culete rojo y caliente con la palma de Sus manos y que esto logre ponerme en un grado de excitación sublime. Para disfrutar no me es necesario sufrir dolor sino más bien obedecer a mi Amo y hacerle feliz.
Mi Amo me conoce y yo a Él, y sabemos que aunque no tengo límites en mi entrega y que jamás hemos pactado lo que haremos y lo que no, es porque partimos de la premisa de que desde que nos tomamos el tiempo de conocernos bien compartimos nuestros gustos por algunas prácticas de BDSM. No me uniría a un Amo que disfrutara de ponerme agujas, masacrara mi cuerpo, gozara de sesiones que terminan con sangre y me cediera a otros, porque sencillamente eso cae en cosas que no acepto y a quien yo acepté y decidí compartir mi camino por el BDSM debía de tener mis mismos gustos y deseos. Por eso es que entre Mi Amo y yo no existe límite alguno ni la tan llamada palabra de seguridad, sino gustos, preferencias y cosas que hacemos y que no hacemos. Sería algo ilógico, por ejemplo, convivir con un Amo que disfrute de masacrarme mi cuerpo con agujas, cera caliente, azotes con gatos o rebenques si a mí no me gustaran ninguna de esas prácticas u otras. Yo disfruto de mi sumisión, de mi obediencia, de la entrega de ambos y para nada llego a placeres por medio de dolores físicos extremos. Mi objetivo cuando estoy con mi Amo es la obediencia, entrega y sumisión y no el dolor. A diferencia del masoquista que solo le importa el dolor.
En una ocasión alguien preguntó qué tan esclava era, y me dijo ¿Cuánto dolor soportas?, le dije mucho más de lo que Usted imagina, no tiene nada que ver el dolor con mi esclavitud; ¿medirás mi esclavitud y entrega con la vara del dolor? Para decepción de esa persona, su frustración fue más allá de lo evidente. El terminó más cansado de yo (mentalmente hablando) al darse cuenta luego, de algo que es muy sencillo, si se tiene bien claro, como yo ahora, de lo que se trata la esclavitud no lo cuantificarías o calificarías de la mano del dolor sino de la mano de la obediencia y entrega. No me hace más o mejor esclava soportar mucho o más dolor o sesiones algo extremas, sino mi obediencia, sumisión y el sentimiento que conlleva la misma. El cuerpo puede ser sometido por cualquiera y obedece al mandato de la persona en sí misma, pero la mente y el sentimiento lo son mucho más. Un esclavo obedece y su placer consiste en obedecer y entregar, un masoquista disfruta del dolor y hará lo que sea para obtener placer por medio del dolor (incluso desobedecer) ya que su objetivo no es la obediencia sino el dolor.
Así, que no necesariamente una sumisa o esclava tiene que ser masoquista ni un masoquista necesariamente es un sumiso. La diferencia estriba en que como esclava puedo aceptar el dolor como vehículo para el placer, pero no el dolor físico extremo sino uno que acrecente mi placer y a su vez y primeramente el placer de mi Amo.

Me costó aprender que un castigo no necesariamente tiene que ser doloroso físicamente, ArkadiusN tuvo difícil Su tarea para que yo aprendiera esa lección, de ahí entonces que ahora pueda decir lo que hoy expreso. La Disciplina y la Obediencia no van de la mano del dolor sino de la Educación y el Amor.