
Soy una esclava activa, jamás pasiva y a veces me gusta tomar la iniciativa. Estás en mi corazón ArkadiusN, siempre. Eres como mi niño inocente y humano, eres quien quema mi piel y me hace renacer siempre que estamos juntos. Gracias por ser TODO en mí.
Esta noche es imposible conciliar el sueño, al menos no antes de que haga feliz a mi Amo. Hoy me anticipo a los deseos de Mi Señor, en todo momento Él es mi Amo, pero esta noche, lo haré esclavo de mi cuerpo, de mi amor y mi piel, porque es mi deseo. Él siempre me quiere complacida y yo sólo deseo amarle y complacerle. Me gusta preparar a Mi Amo para la entrega, así que desde que llegue a nuestro hogar será inmensamente complacido.
Esta noche es imposible conciliar el sueño, al menos no antes de que haga feliz a mi Amo. Hoy me anticipo a los deseos de Mi Señor, en todo momento Él es mi Amo, pero esta noche, lo haré esclavo de mi cuerpo, de mi amor y mi piel, porque es mi deseo. Él siempre me quiere complacida y yo sólo deseo amarle y complacerle. Me gusta preparar a Mi Amo para la entrega, así que desde que llegue a nuestro hogar será inmensamente complacido.
Luego de compartir la tarde a su lado, llega nuestro hijo y le dedica su tiempo y es el momento que aprovecho para salirme de Su presencia y disponer todo. En esta tarde/noche le he deseado tanto y le he observado con tanto deseo, igual que yo me sentí deseada ante Su mirada. Esos códigos secretos que delatan nuestros cuerpos y que sólo nosotros comprendemos, esa complicidad e intimidad que siempre está presente. Eres mi penitencia Mi Amo.
Mientras le dejaba compartir con nuestro hijo jugando la XBOX, preparé nuestra habitación. Él no imaginaba nada, pero soy de las mujeres que toma la iniciativa en el momento que creo apropiado. Y me di cuenta que este es el momento perfecto, ese en que estamos juntos y que nuestros cuerpos y nuestras almas se llaman.
Coloco telas color magenta traslúcidas en el dosel de nuestro lecho para que Él pueda verme y yo poder seducirle exhibiéndome ante Sus ojos. Y haré que toque el infinito como cada vez que dejamos nuestros sentimientos manifestar la grandeza de nuestro amor y nuestra entrega. Me hace ilusión imaginarle así, juntos y en silencio, sólo imaginando Sus jadeos y gemidos mezclados con los míos y como fieles y mudos testigos nuestras sabanas húmedas... Voy a buscarle para irnos a duchar. Es una costumbre que tenemos de siempre así que en nada le sorprende que vaya a por Él y nos vamos juntos a la ducha. Allí le prodigo los honores, lavo y acaricio cada centímetro de Su piel, un ritual de descanso y purificación. Me encanta mimarle y cuidarle. En silencio, no hace falta decir palabra alguna, mis manos le hacen sentir como un Dios, le hacen relajarse y sentir lejano el pesado día de trabajo y doy comienzo al ritual de seducirle y complacerle. Le seco su cuerpo con Su toalla y le hidrato Su piel, acariciarle es algo que me enloquece. Lo llevo de mi mano hasta nuestro cuarto y al abrir la puerta alucina con lo que encuentra, todo arreglado como si fuera la época romana. Se viste con lo que encuentra sobre Su sillón preferido y cuando se coloca sobre la cama lo hace arrodillado, corre las telas del dosel que sutilmente cubren nuestro lecho, y con Su máscara puesta, espera pacientemente a lo que ha de ocurrir. Siento ese morbo nervioso (como si fuera nuestra primera vez), y sé que me busca entre los destellos de las velas encendidas. Observa y me encuentra allí, tumbada sobre el suelo, sé me observa, entre el danzar de las luces que centellean las velas. Puedo sentir Su respiración, tranquila y serena, Su olor a HOMBRE inundando la estancia hace que me incorpore suave, sigilosamente, y caminando despacio me coloco frente a la cama pero a distancia para que pueda observarme completa, me detengo en una posición en la que pueda hacer una clara y minuciosa inspección de mi persona, Le siento suspirar y asiente con Su cabeza. Esa es la señal que me deja saber que puedo continuar, y paseo semidesnuda alredor del lecho, mi máscara representa a la Diosa Diana, llevo un collar de lágrimas de zirconias y oro de tres tamaños diferentes, en mis pezones unos piercing de lágrimas, sencilla ante Sus ojos, tal cual a Él le gusta, y a mi cadera un cinturón de lágrimas, todo en armonía perfecta, igual que mi collar. Con un pedazo de tela traslúcida de color piel en caída libre y en V, cubriendo suave y sutilmente mi sexo y por la parte de atrás una colita en velo hasta el suelo que me cubre las nalgas mientras quedan al deleite de los ojos de Mi Amo al libre movimiento al recorrer la estancia. En mis muñecas y tobillos están mis esclavas de oro que causan el efecto deseado en Mi Señor al verme ante Sus ojos y Sus sentidos, mi total sumisión, rendida a Sus pies. Con mis movimientos le hago comprender mis deseos, mi seducción, mis ganas de conquistarle y de ir enamorándole y complacerle aún más (si es que eso se puede) cada uno de Sus caprichos, captando toda Su atención logro que Sus sentidos generen la ilusión del momento. Ya frente a la abertura del dosel y de frente a Él, me inclino a 4 patas sobre la cama, llegando hasta la altura de Su sexo. Él, allí arrodillado, sobre el colchón, siento Sus latidos, Su sexo se hace latente, presente, y le retiro la vestimenta que le cubre Su cadera, dejándolo al descubierto y libre. Voy subiendo lentamente rozando Su cuerpo con mis labios, voy subiendo mi rostro por Su torso hasta llegar hasta Su pecho, donde dejo caer mi aliento y cuando llego hasta Su rostro, Sus ojos se cruzan con los míos, los cierro y me dejo caer un poco hacia atrás ofreciéndole mi cuello con humildad, a Su plena disposición. Es entonces que tiene la libertad de tomarme de la manera en que le apetezca, y mediante este gesto doy paso a mi entrega, a Sus deseos y placeres. Sé que no es fácil de entender este tipo de entrega, en silencio, no hay mediación de palabra alguna, sino de demostrarnos en cada caricia, en cada toque de Sus manos sobre mi cuerpo lo que siente, y me muestra el final de lo infinito al igual que yo le obsequio, sin que sea requerido de forma verbal, lo que por derecho le pertenece.
Los detalles quedan en mi recuerdo.
Los detalles quedan en mi recuerdo.
Lo que sí deseo compartir es que Mi Amo es tan esclavo de mí como yo lo soy de Él, sin que esto signifique que intercambiamos roles, y que dentro de nuestra relación 24/7 no se planifica con anticipación y premeditación lo que muchas veces deseamos, y es esa entrega de nuestros cuerpos como vehículos para complacernos y sentirnos amados y deseados que damos rienda suelta a nuestro BDSM. Es la libertad que nos brinda la espontaneidad del poder tomar la iniciativa y anticipar siempre los deseos que siento por Mi Amo y Él por mí, lo que hacen de nuestra relación una especial.

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