"Así como las serpientes muerden, a pesar de ser la mayoría inofensivas, los seres humanos atacan cuando se sienten amenazados por alguien. Tras la necesidad exagerada de defenderse, a menudo se esconde una persona que teme no ser escuchada o que se siente débil o insegura, aunque su apariencia refleje todo lo contrario. La ira, los celos, el orgullo, el odio… son los venenos que puede inocular, pero cuanto más los propaga, mayor es también la reserva tóxica que se genera en su interior."
Cristina Llagostera
Muchas veces pensamos que necesitamos de muchas cosas para construir una relación sólida y feliz. Sí, es necesario aprender a ser felices con la persona que hemos decidido tener a nuestro lado.
Creo que muchos van diciendo que son felices, aparentarán que lo son pero si dedicamos unos minutos a observarles vemos que algunos gestos y comentarios rebelan de una forma “sutil” que les cuesta mucho aceptar a la pareja tal cual es y vemos que según va transcurriendo el tiempo, se pueden ir acumulando resentimientos que van enfriando o distanciado la relación.
Siempre he reafirmado que uno de los pilares básicos de una relación estable y duradera es la comunicación. Esta debe ser fluida, eficaz (que todo pueda ser compartido con la otra persona, desde lo profesional hasta lo personal como el mejor amigo que somos, sólo así podremos apoyar a nuestra media naranja) y de igualdad en todos y cada uno de los aspectos de lo cotidiano incluyendo el tema de la intimidad. Igualdad en el momento de complacer al otro y dialogar (siempre) para lograr la felicidad plena. Esto hace que esos lazos creados se fortalezcan.
No debemos delegar nuestra felicidad en las manos (ni hombros) de nuestra pareja, nosotros somos los únicos responsables de nuestra propia felicidad. Cuando nos unimos a nuestra pareja lo hacemos no solo por amor sino también pensando y sintiendo con mucha seguridad que JUNTOS podemos ser capaces de ver la vida tal como es y no como un cuento mágico de fantasía, y de paso ir viendo cómo podemos ir mejorándola con amor y paciencia para crear una relación estable, saludable y plena.
Un secretito que me ayuda mucho y que a veces cuesta poner en práctica es que cuando entramos en una discrepancia de ideas TENEMOS que evitar frases, errores o pecados del pasado; debemos recordar que el pasado, pasado es y no podemos ir, cuando estamos molestos o malhumorados con la pareja, restregándolo en la cara cuando la pareja ha cambiado o lo va intentando. También hay que recordar siempre que nadie es perfecto. Soy de las que prefiero salir a tomar el fresco y regresar después cuando los ánimos estén calmados y ambos estemos más receptivos el uno con el otro.
Creo que muchos van diciendo que son felices, aparentarán que lo son pero si dedicamos unos minutos a observarles vemos que algunos gestos y comentarios rebelan de una forma “sutil” que les cuesta mucho aceptar a la pareja tal cual es y vemos que según va transcurriendo el tiempo, se pueden ir acumulando resentimientos que van enfriando o distanciado la relación.
Siempre he reafirmado que uno de los pilares básicos de una relación estable y duradera es la comunicación. Esta debe ser fluida, eficaz (que todo pueda ser compartido con la otra persona, desde lo profesional hasta lo personal como el mejor amigo que somos, sólo así podremos apoyar a nuestra media naranja) y de igualdad en todos y cada uno de los aspectos de lo cotidiano incluyendo el tema de la intimidad. Igualdad en el momento de complacer al otro y dialogar (siempre) para lograr la felicidad plena. Esto hace que esos lazos creados se fortalezcan.
No debemos delegar nuestra felicidad en las manos (ni hombros) de nuestra pareja, nosotros somos los únicos responsables de nuestra propia felicidad. Cuando nos unimos a nuestra pareja lo hacemos no solo por amor sino también pensando y sintiendo con mucha seguridad que JUNTOS podemos ser capaces de ver la vida tal como es y no como un cuento mágico de fantasía, y de paso ir viendo cómo podemos ir mejorándola con amor y paciencia para crear una relación estable, saludable y plena.
Un secretito que me ayuda mucho y que a veces cuesta poner en práctica es que cuando entramos en una discrepancia de ideas TENEMOS que evitar frases, errores o pecados del pasado; debemos recordar que el pasado, pasado es y no podemos ir, cuando estamos molestos o malhumorados con la pareja, restregándolo en la cara cuando la pareja ha cambiado o lo va intentando. También hay que recordar siempre que nadie es perfecto. Soy de las que prefiero salir a tomar el fresco y regresar después cuando los ánimos estén calmados y ambos estemos más receptivos el uno con el otro.
En definitiva creo que día a día debemos ir dando pequeños pasos para crear lazos fuertes con nuestra pareja, fortaleciendo la confianza, el respeto y el amor, sin olvidar que cuando como individuos estamos felices y plenos sólo entonces es que podemos hacer que el NOSOTROS sea feliz y pleno de igual manera.
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