"Es genial comprobar que todavía tienes la capacidad de sorprenderte a ti mismo."
American Beauty
En una reunión profesional hace unos días, las cuales generalmente resultan ser muy pesadas, aburridas y agotadoras (extensas), fui como siempre, como toda una diva ya que debo reconocer que se hacen ajustes a los tradicionales uniformes de trabajo para dar paso (y espacio claro está a mi coquetería femenina) a la DIVA que vive en mí y darle esos toques femeninos y únicos que le dan mi personalidad. Siempre destaco en las susodichas reuniones porque lo que me falta de estatura lo compenso con mi tan esperada discusión de argumentos, a lo cual ya todo mundo viene predispuesto y acostumbrado, a escucharme debatir a veces por largas horas (pero hoy vine con un cambio de táctica, lo cual debo reconocer que le sorprendió a todos, más calladita y con ganas de que todo termine a la brevedad posible).
Solo regresemos al momento de los consabidos saludos ‘protocolares’ donde muchas veces una ni siquiera una mirada brindaría a ciertas caricaturas de hombres pero bueno, una es elegante, educada, DIVA en todo momento. Así que comenzamos a pasar por el escrutinio público y de 20 unos 15 me han dicho en distintas modalidades las siguientes frases, y cito: “Tú como que has bajado algunos kilos, ¿verdad?”, “¿Qué te pasó, estás enferma o deprimida?”, “Oh My God! si es que ni te pareces, estás tan flaquita pero no te ves tan mal”, “¿Te sientes mal porque te abandonó ‘fulano’?” (Estos son los que padecen de amnesia selectiva) o la contraparte, “¿es que tu esposo no te cuida como mereces?” Y es que en esos momentos lo que pasa por mi mente es la misma idea repetitiva una y otra vez: ¿TE IMPORTA?, pero claro soy DIVA y muy bien educada, así que sonrío y de manera poco usual en mí les digo: “- ¿no saben lo que significa prudencia? Parecería que hablar demás está de moda últimamente ¿verdad?”
Y es que viene a mi pensamiento si es algo estrictamente necesario decirle a alguien en su cara algo que ya sabemos, a mi no me molesta estar delgada (jamás he sido gorda y si fuera el caso ¿qué?), mientras no me sienta enferma y peligre mi salud, todo está perfecto. Para los que no se enteran, en mi piso tengo espejos y me veo varias veces al día en ellos y soy muy capaz de reconocer que el espejo jamás miente y veo los cambios físicos que ocurren en mí. Pero como somos humanos por alguna razón, se nos hace difícil evitar decir automáticamente lo que nos llama la atención, aún cuando ni siquiera sabemos sea el momento y lugar indicados para hacerlo. Muchas veces esa espontaneidad que tenemos nos hace olvidar que ese tipo de comentarios pueden afectar la autoestima de aquellos que son recipientes de los mismos. Y vino a mi mente un comentario que una vez hizo una hermana de mi madre, cito: “menos mal que estas creciendo y te estás convirtiendo en una linda jovencita porque de chiquita sí que eras muy feíta (demás está decir que esa tía no es una de mis preferidas, Jajaja). La crítica no constructiva es sin duda alguna algo que nos afecta a todos, sino hagan memoria y díganme si en algún momento de sus vidas no han pasado por esta situación, ya sea como quien dice el comentario imprudente o quien lo recibe…
Así que he aprendido de la mano de mi Amo de tener mucho cuidado con la forma en que me expreso de otra persona, porque nosotros no sabemos si esta persona en cuestión está pasando por un mal momento y una palabra en falso puede desatar grandes tempestades o activar una bomba de tiempo. Tener PRUDENCIA es una virtud, lo aprendo día a día de la mano de ArkadiusN, lo cual debo de reconocer que no se lo digo a la persona pero lo comento con El, para que me vaya educando de manera correcta. Tener PRUDENCIA no significa dejar de tener libertad de expresión sino ser asertivos cuando de expresarnos se trata.
Continuando; luego de los saludos, comienza el calvario de estar allí por horas, así que literalmente me mentalizo y dejo mi cuerpo para transportarme a un lugar placentero y deseado, mi piso y la cama en dónde descansaba mi Amo, y bueno, llegó lo inesperado para mí, me han hecho una pregunta en la cual en otros pasados tiempos de no haber cambiado mis formas, ni siquiera me hubiesen dicho que opinara sino que YO misma hubiese pedido turno para debatir el planteamiento en cuestión. Ya de regreso al planeta Tierra, me levanto con paso firme y seguro hacia el estrado para exponer la contestación del argumento planteado y como es de suponer voy estratégicamente maquinando lo que haré para no quedar en evidencia de que no estaba prestando la más mínima atención a todo lo que se estaba exponiendo o planteando en la reunión. Y recordé que como todos pensaban que estoy enferma o mal por estar tan delgada, al colocarme delante de todos ellos, sabiéndome observada y con toda su atención comencé a decir - “como ustedes sabrán….” luego se escuchó un estruendo, era yo cayendo ‘desmayada’ por el supuesto calor excesivo del lugar, logré desviar toda la atención de la pregunta a lo que me estaba ocurriendo y… Salí airosa del momento.
La estrategia que pasó por mi mente en esos breves segundos, esos pensamientos que invadieron mi mente fueron los siguientes. Antes que reconocerme enajenada del tema, y destruir mi imagen de profesional ante mis compañeros es mejor caer desmayada e inconsciente. Así que se saca ventaja de la imprudencia del principio y del hecho de ser la única dama de la reunión. Cuando me ‘recuperaba’ del desmayo me puse al corriente y fui directamente a dirigirme a todos mis compañeros profesionales. Y en vez de quedar ante ellos como una profesional distraída y poco seria, pasé a ser una de gran valía que a pesar de estar algo indispuesta por el calor del lugar continuó de manera magistral su exposición del tema.
Es la primera vez que me ocurre semejante experiencia, no puedo negar que NO deseaba estar allí en ese momento, creo a todos en alguna ocasión nos ha ocurrido que en ciertos momentos tantas reuniones profesionales logran ponernos a la defensiva y de mal humor.
Solo regresemos al momento de los consabidos saludos ‘protocolares’ donde muchas veces una ni siquiera una mirada brindaría a ciertas caricaturas de hombres pero bueno, una es elegante, educada, DIVA en todo momento. Así que comenzamos a pasar por el escrutinio público y de 20 unos 15 me han dicho en distintas modalidades las siguientes frases, y cito: “Tú como que has bajado algunos kilos, ¿verdad?”, “¿Qué te pasó, estás enferma o deprimida?”, “Oh My God! si es que ni te pareces, estás tan flaquita pero no te ves tan mal”, “¿Te sientes mal porque te abandonó ‘fulano’?” (Estos son los que padecen de amnesia selectiva) o la contraparte, “¿es que tu esposo no te cuida como mereces?” Y es que en esos momentos lo que pasa por mi mente es la misma idea repetitiva una y otra vez: ¿TE IMPORTA?, pero claro soy DIVA y muy bien educada, así que sonrío y de manera poco usual en mí les digo: “- ¿no saben lo que significa prudencia? Parecería que hablar demás está de moda últimamente ¿verdad?”
Y es que viene a mi pensamiento si es algo estrictamente necesario decirle a alguien en su cara algo que ya sabemos, a mi no me molesta estar delgada (jamás he sido gorda y si fuera el caso ¿qué?), mientras no me sienta enferma y peligre mi salud, todo está perfecto. Para los que no se enteran, en mi piso tengo espejos y me veo varias veces al día en ellos y soy muy capaz de reconocer que el espejo jamás miente y veo los cambios físicos que ocurren en mí. Pero como somos humanos por alguna razón, se nos hace difícil evitar decir automáticamente lo que nos llama la atención, aún cuando ni siquiera sabemos sea el momento y lugar indicados para hacerlo. Muchas veces esa espontaneidad que tenemos nos hace olvidar que ese tipo de comentarios pueden afectar la autoestima de aquellos que son recipientes de los mismos. Y vino a mi mente un comentario que una vez hizo una hermana de mi madre, cito: “menos mal que estas creciendo y te estás convirtiendo en una linda jovencita porque de chiquita sí que eras muy feíta (demás está decir que esa tía no es una de mis preferidas, Jajaja). La crítica no constructiva es sin duda alguna algo que nos afecta a todos, sino hagan memoria y díganme si en algún momento de sus vidas no han pasado por esta situación, ya sea como quien dice el comentario imprudente o quien lo recibe…
Así que he aprendido de la mano de mi Amo de tener mucho cuidado con la forma en que me expreso de otra persona, porque nosotros no sabemos si esta persona en cuestión está pasando por un mal momento y una palabra en falso puede desatar grandes tempestades o activar una bomba de tiempo. Tener PRUDENCIA es una virtud, lo aprendo día a día de la mano de ArkadiusN, lo cual debo de reconocer que no se lo digo a la persona pero lo comento con El, para que me vaya educando de manera correcta. Tener PRUDENCIA no significa dejar de tener libertad de expresión sino ser asertivos cuando de expresarnos se trata.
Continuando; luego de los saludos, comienza el calvario de estar allí por horas, así que literalmente me mentalizo y dejo mi cuerpo para transportarme a un lugar placentero y deseado, mi piso y la cama en dónde descansaba mi Amo, y bueno, llegó lo inesperado para mí, me han hecho una pregunta en la cual en otros pasados tiempos de no haber cambiado mis formas, ni siquiera me hubiesen dicho que opinara sino que YO misma hubiese pedido turno para debatir el planteamiento en cuestión. Ya de regreso al planeta Tierra, me levanto con paso firme y seguro hacia el estrado para exponer la contestación del argumento planteado y como es de suponer voy estratégicamente maquinando lo que haré para no quedar en evidencia de que no estaba prestando la más mínima atención a todo lo que se estaba exponiendo o planteando en la reunión. Y recordé que como todos pensaban que estoy enferma o mal por estar tan delgada, al colocarme delante de todos ellos, sabiéndome observada y con toda su atención comencé a decir - “como ustedes sabrán….” luego se escuchó un estruendo, era yo cayendo ‘desmayada’ por el supuesto calor excesivo del lugar, logré desviar toda la atención de la pregunta a lo que me estaba ocurriendo y… Salí airosa del momento.
La estrategia que pasó por mi mente en esos breves segundos, esos pensamientos que invadieron mi mente fueron los siguientes. Antes que reconocerme enajenada del tema, y destruir mi imagen de profesional ante mis compañeros es mejor caer desmayada e inconsciente. Así que se saca ventaja de la imprudencia del principio y del hecho de ser la única dama de la reunión. Cuando me ‘recuperaba’ del desmayo me puse al corriente y fui directamente a dirigirme a todos mis compañeros profesionales. Y en vez de quedar ante ellos como una profesional distraída y poco seria, pasé a ser una de gran valía que a pesar de estar algo indispuesta por el calor del lugar continuó de manera magistral su exposición del tema.
Es la primera vez que me ocurre semejante experiencia, no puedo negar que NO deseaba estar allí en ese momento, creo a todos en alguna ocasión nos ha ocurrido que en ciertos momentos tantas reuniones profesionales logran ponernos a la defensiva y de mal humor.
No puedo evitar ser trasto aún en los momentos más inoportunos e inesperados, luego me entra un mar de risas incontenible, sencillamente ESTA SOY YO, diva y trasto hasta el final... ¡Jajajaja!
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