"El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte".
Honoré De Balzac
"Hay muchas personas que leen, pero pocas que saben leer."
Warens
RESPETO es lo que hay que tener para vivirlo, no solo no perjudicar sino beneficiar.
En la relación de pareja y en la convivencia familiar este respeto equivale a tener esos detalles simples con nuestra pareja, y no estoy hablando de regalitos de cumple sino algo que es cotidiano y que no se hace en muchas ocasiones. Es ese vocabulario correcto, actitud en nuestras maneras y formas de hasta ir a la mesa, el simple escuchar hasta el final, agradecer siempre dando las gracias, etc. Son cositas simples y sencillas, cotidianas y hasta rutinarias porque con estos detallitos es que sabemos la calidad de respeto que se tiene con la pareja. Para vivir el respeto primordialmente hay que tenerlo pero eso no es suficiente, es esa actitud de ayuda y aceptación del cónyuge. He aprendido de la mano de ArkadiusN que no ayuda a su pareja quien se impone por el autoritarismo o por la coacción afectiva, o quien se inhibe.
Me gustaría lo viéramos desde dos ángulos: el punto de vista masculino y el femenino. La convivencia en pareja, exista o no un documento legal firmado exige igual compromiso y entrega, lo que sucede es que en muchas ocasiones no es visto de igual manera por ambos componentes de la pareja porque obviamente somos de diferente sexo (esto en lo relativo a parejas heterosexuales).
a) PUNTO DE VISTA MASCULINO:
No hay una mujer "ideal". Tú has de convivir con la tuya. Tu esposa es una mujer de carne y hueso, con cualidades y defectos. Sobre la base de que TU también tienes lo uno y lo otro, es responsabilidad tuya mejorarla, aceptando su ayuda para mejorarte a ti. Por ello, has de procurar aceptarla a fondo, no sólo según se comporta, sino según cree, siente y piensa. Y valorar sus palabras por lo que significan más que por lo que dicen: ¿Qué hay detrás de su reproche?
En la práctica esto te llevará a buscar ocasiones de estar juntos para hablar y para escuchar. Hablar de tus intereses y ocupaciones, y escucharle a ella de la misma forma, con atención y respeto, valorando la vida de ella tanto como la tuya. "La vida doméstica es muy complicada y exige inteligencia y corazón". No digamos la educación de los hijos y en el caso de que tu esposa necesite trabajar fuera de casa por cuestiones vocacionales, económicas o de legítima convivencia, debes también respetar sus razones y ayudarle a tomar decisiones acertadas.
En uno y otro caso, el hogar y sus necesidades son también responsabilidad tuya. Tu participación podrá concretarse en la ayuda física (bañar a los niños, recoger las cosas...), según los casos, pero sobre todo en la ayuda moral: una mujer que se sabe amada y valorada se siente más animosa.
El amor se concreta más en obras que en palabras aunque habrá que usar uno u otro medio indistintamente, dándole su verdadero sentido: los trabajos que puedo hacer en casa no son trucos, sino medio de expresar un amor profundo, una actitud de servicio (sí, un Dominante también sirve a su esclava si esta es su pareja y la madre de sus hijos).
Esto exige tiempo, evidentemente. Presencia física y rentabilidad de los minutos, lo que se llama "tiempo en calidad". Según tus circunstancias, podrás ofrecer más o menos tiempo físico a tu mujer, pero siempre podrás hacer rentable ese tiempo si le das un valor.
Y ese valor añadido vendrá dado por la convicción profunda de que tu dedicación al hogar no es una tarea más, añadida a muchas que ya tengo (deber por deber), sino una responsabilidad querida por ti (querer el deber), sabiendo que estás en la entraña de los deberes que contrajiste al comprometerte. Por lo tanto tu trabajo ha de enfocarse también hacia la familia.
Debes tener también la convicción que la familia es algo de los dos, no sólo de ella. De los dos para abrirnos a los demás sobre la base de nuestro mutuo apoyo y ayuda.
Con esta idea clara en la cabeza has de aprender a decir "no a esas excusas" (sugerencias y a compromisos de tu trabajo o sociales), cuando éstos reclamos lesionan el tiempo que has de dedicar a tu familia. O, al menos, tener la delicadeza de comentarlo y saber su opinión -muchas veces expresamente- porque le vas a robar un tiempo que no es tuyo, sino de ellos, de tu mujer, de tus hijos para poder valorarlo y tomar la decisión correcta. Por otro lado debes ampliar tus relaciones -personas e intereses en ámbitos comunes a los dos-. Que ambos disfruten juntos, o tengan ocasión de descubrir puntos de acuerdo.
Has de ser constante en tu propósito. Si hay errores o desvíos en la relación conyugal, no debes eludir la situación como hacen algunos hombres, sino afrontarla, procurando corregirla. Tanto más que tu esposa estará muchas veces fatigada, irritada, desbordada, y le faltará la serenidad y la paz que TU debes aportarle, como pareja y cabeza de familia.
Continúa en la próxima entrada.... El punto de vista femenino...


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