"El infierno está todo en esta palabra: Soledad."
Victor Hugo
En un blog que leemos habitualmente "simplemente Morgan" hemos visto una entrada que habla de los abrazos, un comentario muy agradable e interesante y me ha hecho pensar en varias cosas, la primera reflexión ha sido sobre la soledad, cada vez vivimos más aglomerados en grandes ciudades rodeados de ingentes cantidades de personas en todas partes, transporte, trabajo, ocio, etc., y sin embargo el sentimiento de soledad o las personas que se encuentran o sienten solas va en aumento, parece un contrasentido pero si lo analizamos bien la respuesta es bastante sencilla, la soledad es un sentimiento propio, resguardado en nuestro interior con independencia de dónde o cómo nos encontremos, es indiferente a las multitudes, venda nuestros ojos y nos ata hipotecando nuestra alegría, amordazando nuestros sentimientos hasta hacernos esclavos de su deseo que no es otro que hacernos sentir solos y abandonados, marginados por la sociedad y las demás personas.
Otro pensamiento sobre el abrazo me hace cuestionar al mismo ser humano, ¿en qué nos hemos convertido? Una persona se ofrece de forma altruista a transmitirnos sensaciones positivas, a compartir con nosotros su energía y alegría y nos apartamos o rechazamos temiendo ¿el qué?. ¿Por qué nos cuesta tanto acercarnos a otras personas? ¿Por qué es tan importante el tan reconocido "espacio vital"?. Diariamente utilizo un transporte público cuyos asientos son de 4 plazas en línea e invariablemente las primeras que se utilizan son las de los extremos, cuando va algo vacío y no están todos los asientos ocupados, al estar únicamente llenos esos asientos exteriores da impresión de alguna especie de rara combinación binaria. Por otro lado, en cuando uno de los extremos se queda vacío, el ocupante más próximo se traslada como si fuese algún tipo de juego de fichas en el que hay que rellenar las casillas vacías de los extremos. Me gusta observar el comportamiento de los demás, me resulta realmente curioso.
Protestamos y nos quejamos de nuestra soledad, pero en cuanto encontramos la más mínima oportunidad nos alejamos para mantener nuestro espacio aislado, cuando estamos en algún lugar con aglomeración de personas nos encontramos molestos, disgustados y no porque algunos desaprensivos se aprovechen para realizar alguna perversión insana aprovechándose de la situación, sino que hasta un leve roce de un brazo con otro, con ropa e incluso abrigo en la época invernal nos molesta. Defendemos nuestro cuerpo, el aire que nos rodea como si fuese nuestro castillo que es asaltado por fuerzas enemigas y hay que conservarlo aislado a cualquier coste y me pregunto, ¿Este comportamiento es racional?
Un abrazo siempre es maravilloso y dar o recibir todas esas sensaciones, sentimientos o energía que confluyen en él es algo que deberíamos vivir en todas las ocasiones que pudiésemos sin importarnos si conocemos o no al donante o receptor de tan intenso y maravilloso acto.
P.D. Cuando voy sentado y el asiento del extremo se queda vacío, permanezco en el mío sin inmutarme, yo soy así.

2 comentarios:
Hay muchas cosas que nos enseñan en el colegio y en la facultad y hasta en nuestro hogar, pero nadie nos enseña a querer y a trasmitir cariño, aprendemos de las imágenes que tenemos nuestros padres , otros padres, amigos. pero cuando verdaderamente aprendemos a querer viene de nuestros hijos que ellos no les importa pedir o dar un abrazo
PD: Gracias por nombrarnos
Saludos
Muchas gracias DonPappo por el comentario y bienvenidos a esta vuestra casa.
Publicar un comentario