¡SOY ESCLAVA!

"Lo pedí todo a fin de poder disfrutar de la vida, y se me dio la vida de manera que pudiese gozar de todo".

Anónimo

El enfoque de esta entrada desde el principio es raro porque quien debería haberla hecho es Níobe pero quiero reflejar su sentimiento desde mi percepción del mismo y compartir con quien nos leen las dificultades que entrañan día a día defender y reconocer nuestro estilo de vida.

Soy esclava y contrariamente a lo que suele entenderse con una gran fuerza de voluntad, autocontrol y autoestima. Mi sentimiento nació en mí desde que tuve uso de razón y a lo largo de mi vida lo he ido comprendiendo, aceptando y desarrollando. Nunca he pensado que fuese algo malo o vejatorio de lo que sentirme avergonzada, sino todo lo contrario algo digno de lo que sentirme orgullosa. Como parte integrante de mi personalidad ha ido creciendo al ritmo de la misma junto con otras muchas facetas de mi vida, la mujer que habita en mi, la madre preocupada de mis hijos, la profesional responsable de su carrera y subordinados, etc.

Pero esa característica tan importante de mi personalidad, mi reconocida esclavitud ha motivado y motiva una serie de comportamientos irresponsables y violentos por parte de algunas de las personas con las que mantengo algún tipo de contacto de carácter profesional o social, sin que formen parte de mi círculo de familiares o amigos.

Según su mentalidad, por el hecho de ser esclava, implícitamente pierdo todos mis derechos y dignidad como persona. Piensan que tienen “derecho” a insultarme, avasallarme, a tratarme con suficiencia y cuando no reacciono como ellos demandan o accedo a sus deseos me tratan como “puta” “mujerzuela” llegando incluso en un par de ocasiones a violencia física (debidamente denunciada ante las autoridades competentes), pero incluso en esos casos, al ser esclava reconocida parece que ni siquiera me amparan los mismos privilegios jurídicos que al resto de las personas y tengo más dificultades en que se reconozcan mis derechos.

Algunos pueden entender mi comportamiento como una especie de rebeldía, un desafío a los principios y comportamientos establecidos y aceptados por la sociedad cuando en realidad es una defensa de mi integridad, de mi ser, un reconocimiento de mi sentimiento y un enfoque valiente del mismo mirando cara a cara, a los ojos, a esa sociedad hipócrita que me acusa públicamente y que me envidia y sufre privadamente la frustración que provocan sus propios sentimientos y deseos insatisfechos.

Otros piensan que soy tonta o soberbia, sería mucho más sencillo ocultar o disimular mi forma de ser y de pensar, vivir una doble vida con una parte siniestra a la sombra de la pública en la que desarrollar todos esos instintos depravados que imaginan, pero si hiciese eso en primer lugar no sería yo y en segundo lugar renunciaría o negaría la esencia de mi misma, esa parte íntima de la que me siento tan orgullosa.

A todos esos que actúan y piensan así, que me juzgan u opinan sin conocerme, que tienen una idea preconcebida fruto de su propia imaginación y deseos más profundos y ocultos, insatisfacciones y complejos derivados de una vida dirigida, monótona y aburrida les digo que a pesar de lo mucho que les pueda disgustar, SOY FELIZ, SOY LIBRE y aunque sea un contrasentido SOY ESCLAVA.