Padres e hijos

"Vuestros hijos no son vuestros hijos: son los hijos y las hijas de las ansias de vida que siente la misma vida."

Khalil Gibran

"¿Temes?...Perdiste..."

Alfred de Vigny

La princesa de la casa nos pidió hace unos días que tuviéramos la deferencia del sábado recibir en casa a su amigo especial. Nos sorprendió mucho ya que conocemos a todos sus amigos pero no sabíamos que tenía algún interés por alguno en particular. Claro, nos lo comentaron cuando ellos decidieron que era el momento de ir a casa y pedir los horarios (permisos) correspondientes de salida etc. Costumbre desconocida en España pero tradicional en nuestra cultura. Luego habló la nena con ArkadiusN, una conversación privada y la cual he respetado, fue cosa de padre e hija. El sábado llegó el nuevo miembro de la familia, ya que si ha de compartir tiempo en casa con nosotros como amigo de la nena es para considerarle ya parte de la familia. La sorpresa me la he llevado cuando ellos han llegado y cuando digo ellos me refiero a nuestro nuevo hijo y sus padres y dos de sus hermanos. Me sorprendió muchísimo, de momento le he dicho a la nena, '¿vendrán todos los de su familia a conocernos?...' Rió y me dijo, "mami es como deben hacerse las cosas". Le dije '¿sabes en que siglo y década estamos?' y más se reía, yo algo nerviosa, y ArkadiusN muy tranquilo…
De momento pensé que la relación es mucho más seria que simplemente ir conociéndose, luego me dije a mí misma calma Níobe sabes que así es la cultura latina, así que respira y confía como siempre en la educación que has dado a tus hijos.
Más calmada fui a presentarme ante ellos, me dijeron que disculpáramos que tres de ellos no habían podido asistir a nuestro piso porque tenían compromisos previos. Me notaron algo nerviosa y ellos (los padres) estaban igual, así que los chicos se percataron de los nervios de los adultos y rompieron el hielo, lo cual agradecí enormemente.
El padre es de origen centroamericano y ya nos habíamos conocido previamente decía “que pequeño es el mundo y que por esa sencilla razón debíamos de ser buenas personas, porque uno nunca sabe con quién han de relacionarse nuestros hijos”. Ella de origen boricua, el guatemalteco y nosotros españoles y norteamericanos en ese momento pensé que nuestro piso era la sede de las Naciones Unidas…
Luego de las presentaciones (que solo fue cosa de 5 minutos pero que a mí me parecieron una eternidad) se fueron porque tenían unos compromisos para cenar y luego ir al cine etc.
Todos quedamos muy bien impresionados, cuando estuvimos solos ArkadiusN y yo le dije que nuestra hija ya tiene enamorado y ¿ahora qué hacemos? El naturalmente sonrió y me abrazó y se me aguaron los ojos. Se bien que debo de asumir que la nena que he tenido entre mis brazos ha crecido y ha iniciado ese proceso de comenzar a hacer su vida, comportarse y de tener esa libertad de poder manifestar sus sentimientos como cualquier persona. Como es el primer paso, esa primera vez, me resulta difícil asumir pero lo estoy viendo como si fuese mi prueba de fin de curso, ese momento en que se ponen a prueba la disciplina y los valores que hemos enseñado a nuestros hijos. No pienso ahora qué sucede entre ellos (para permitir que pueda gozar su naciente sexualidad de una manera segura) lo único que le he dicho es que se haga siempre respetar, que actúe siempre por su propia voluntad y con mucha responsabilidad.
Nuestros lazos de comunicación siempre han estado unidos y perfectos, ella sabe que estamos en todo momento dispuestos a escucharla cuando así ella lo requiera.
Me gusta que en nuestra casa mi hija tenga esa predisposición a confiarle sus cosas a ArkadiusN, sobre todo porque siempre se dice que los diálogos sobre sexo y romance se formulan entre madres e hijas.
Pero dejarlos ir cuesta, es cortar un cordón umbilical invisible, lo tenemos que hacer solos, en nuestra mente, en nuestra alma... Dejarlos ir parece fácil cuando lo oímos, sabemos que ocurrirá, es ley de vida, nosotros lo hicimos. Pero cuesta aceptarlo. Ya no somos perfectos a sus ojos, se fueron convirtiendo en dueños de su propia vida. Siempre estaremos ahí, en la cercanía o en la distancia, hasta donde nos dejen estar; si se van, esperaremos a que vuelvan; si se alejan, esperaremos a que se acerquen; habrá que respetarles, habrá que comprender que ya no son niños...