Cosas familiares

"Somos todos esclavos de nuestro personaje, creado primeramente por la familia, segundo por la sociedad y tercero por la cultura. El camino de la transformación es liberarse de la esclavitud. Detrás de mis mil máscaras soy auténtico."

ALEJANDRO JODOROWSKY

 

"Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo ser lo que no soy, fingiendo no ser lo que soy, lo hago para atraer la gente. Luego descubro que solo atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás, debido a un estorbo: la máscara. Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades; luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy, sino por la máscara. Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío, sino de la máscara. Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático; luego descubro que aquello que más ofende a las personas con las que quiero intimidar, es la máscara. Me pongo una máscara, convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado. Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas."

GILBERT BRENSON

 

Diariamente comienzo mi día con una reflexión y dando gracias por todo lo vivido  y lo que está por acontecer en el  nuevo amanecer, donde muchas cosas serán nuevas y otras serán continuidad de un pasado del cual siempre es correcto aprender... Dejando fuera las hipocresias y las máscaras...

Este fin de semana y por primera vez he impuesto todo mi carácter y mis formas (a veces no muy diplomáticas) en una situación que ante mis ojos fue, es y siempre será intolerable. Escuchar a nuestros hijos es a veces algo que nos cuesta, ponernos en su lugar y ver las cosas desde su punto de vista también; aconsejarle y abrirle los ojos a alguien que está enamorado es ardua tarea.

Una de mis cualidades (o defectos según sea el espejo con el que se mire y se refleje), es que trato siempre de ser directa y sincera. Muchas veces es buenísimo pero otras es fatal. Aunque estoy aprendiendo a ser sutil (políticamente correcta), pocas veces lo logro. En la mayoría de las ocasiones soy cruda, real, sin medias tintas, sin medias palabras, y digo la verdad sin anestesia alguna y sé que muchas veces la verdad duele. Pero es mi manera de decir las cosas y aunque siempre les he dicho a mis hijos que no es lo que se dice, sino el cómo lo dices lo que a muchos les cuesta digerir, aplicarlo cuando se está bajo el imperio de la emoción es algo que pocos pueden asimilar.

En una entrada anterior a esta expresé algunos ejemplos; ahora mencionaré algunos otros:

• “¿Quieres que te acompañe a la barbería?” en vez de “córtate el cabello que pareces una cosa rara” (conste en acta que ya no sé cómo hacerle entender a mi hijo mayor que parece un verdadero ovejo).

• “¿Quieres que te acicale las cejas?”, en vez de “pareces un hombre lobo con esas cejas peludas” (mi hijo menor es metrosexual y aunque a veces olvida ese detalle, recordárselo es un detalle a veces difícil, Jajaja).

• “¿Quieres que te acompañe la próxima vez que vayas a comprar ropa?” en vez de decir “esa ropa tuya si está pasada de moda y fea” (es lo que acostumbra mi hija cuando no le gusta la ropa que uso y se queja directamente al Amo, Jajaja).

• “¿Quieres que te corte las uñas?” en vez de “¡Pareces un gavilán con esos garfios!”

• “¡Vamos a caminar y a hacer ejercicio!” en vez de “¡si estás gordo(a) y panzón(a)! (o dejarle saber que está fuera de forma para practicar algunos ejercicios conmigo)”

Claro, son cosas en las que debemos, como personas que tratamos con personas (valga la redundancia), ir mejorando. Pero a veces no nos damos cuenta de lo que decimos sino cuando ya está dicho. Y esto lo aprendí con mi nena este fin de semana cuando luego de una fuerte conversación a las 8 horas se me acerca (sabiendo ya como es ella, cuando va a hacer un comentario muy sincero, empieza con un “sin ofender, pero…”. E igual lo suelta sin vaselina ni anestesia como lo hago yo) y me dice: “mami, sin ofender, deseo expresarme en este momento...” este acto (sencillo y simple) me ha hecho reflexionar y cuestionarme ¿hija de gato caza ratón? Jajaja, este fin de semana a pesar de los acontecimientos, hemos madurado, crecido y aprendido de cada uno de los componentes del clan ArkadiusN/Níobe.

Siempre he sido una persona honesta y sincera. Con la verdad por delante. Pero muchas veces, con esa “verdad por delante” me he podido dar cuenta que también se puede hacer daño. Por ejemplo, mi amigo que le toca bajar unos kilos y que está a dieta me pregunta: “¿Me veo más flaco?” “¡Pues claro que no!”. Ouch… O cuando un amigo te dice “te quiero como a una hermana”… Doble ouch… Jajaja, prefiero que no me lo digan… 
Pido disculpas públicamente a mi Princesa por las formas en que me expresé el sábado, no me arrepiento de nada de lo que dije sino de mis formas, no debí de ser tan dura y cruel al exponer mis ideas, mis sentires al imponer y someter medidas disciplinarias tan estrictas, pero justas y correctas ante mis ojos. 

Porque a fin de cuentas, ¿cómo sabremos si vamos a hacer un bien o a hacer un mal? Y tú, ¿has dicho alguna vez tan sinceramente tu opinión y/o tu verdad acerca de algo hasta hacer doler o por no herir has recurrido a mentiras blancas? ¿Te han dicho mentiras blancas alguna vez? Hace algunas entradas hablaba acerca de la sinceridad y este vendría a ser la continuidad de esa entrada, eso de que muchas veces las verdades duelen… ese otro extremo que muchos justifican y me comentaban acerca de que a veces es preferible decir una mentira blanca antes de herir a las personas. A mí eso nunca me ha parecido correcto ni loable. Pues existe ante mis ojos otro extremo, ese otro extremo es cuando no es una mentira blanca la que te dicen, para evitar herirte, sino todo lo contrario. ¿A cuántas personas no le han dicho “eres un excelente amiga/o”, y la misma persona que lo dijo sale corriendo a decirle a otra persona lo “mal amiga/o” que eres? ¿O que te digan que eres un excelente empleado y que mereces el ascenso por tus méritos, y en las juntas dicen de ti todo lo contrario? Lo dicho pues, que las mentirijillas blancas no me van, sencillamente las mentiras no me valen, siempre siguen siendo mentiras… El mundo está lleno de hipócritas. Es menester aprender a identificar a las personas con esa doble cara… Y créanme que No es fácil.

Esta es la enseñanza que me ha dado mi hija y yo a ella, porque en definitiva agarramos a una tercera persona tratando de interponernos la una contra la otra. La máscara de la HIPOCRESIA se le cayó al suelo y se deshizo en mil pedazos ante la SINCERIDAD que siempre me ha caracterizado… Es tiempo de quitarse las máscaras y ser tal cual se es, es más fácil y no cuesta nada… El tiempo siempre se encarga de poner cada cosa en su sitio, a cada quien con cada cual y a la postre siempre es mejor decir la verdad aunque esta te duela a que te endulcen el oído con una “mentira blanca” que más tarde o más temprano definitivamente será descubierta…

Mi Princesa, te amo y como te dije el sábado en la noche, se que ahora no comprendes o no puedes ponerte en mi lugar, te he de dejar tropezar y caer, y ahí estaremos tu Papi y yo, para levantarte, limpiarte las rodillas, enjugar tus lágrimas y si es necesario cargarte un tramo del camino que te toque continuar y recorrer. Si de algo puedes estar segura es que nosotros JAMAS te fallaremos, ni te diremos nada por tu mal y que sea cuando sea que nos necesites y nos procures, estaremos a tu lado. ¡Te amamos mucho Princesa!

Aunque esta entrada la ha escrito Níobe, también quiero participar porque es un tema importante que nos ha afectado este fin de semana, pero en lugar de separar nos ha unido más consolidando ese sentimiento que tenemos de FAMILIA, y quiero aprovechar para que le quede claro a algunos que nos leen, que nosotros vivimos nuestra vida de cara, sin ocultarnos y SIN MASCARAS y les pido, si son suficientemente honestos consigo mismos, que sean capaces de quitarse la suya y mirarse al espejo para ver si lo que ven les gusta.
No tengo nada más que añadir a lo que te ha dicho tu madre hija, sólo que siempre sabes donde encontrarnos y que nunca te debes sentir sola porque estamos contigo.