"Los mejores momentos de un amor son aquellos en que te asalta una serena y dulce melancolía; cuando lloras y no sabes porqué; cuando reposadamente te resignas ante una desventura sin saber cuál es."
Giacomo Leopardi
Rabindranath Tagore
Aunque todavía no he regresado de mi viaje, hoy he tenido al fin un respiro y puedo retomar con calma y detenimiento el blog luego obviamente de compartir con ArkadiusN como hace tiempo que no hacíamos, y aprovechando la hora de la siesta, que por la diferencia de horarios que ahora tenemos a mí no me apetece (quizás porque nunca la tomo cuando estoy de viaje), he decido escribir unas letras.
He recibido muchas buenas noticias (iba a decir demasiadas, pero si son buenas bienvenidas sean todas) y otras, pues las de siempre, que con no prestarles atención me es suficiente. He decidido compartir algo que he sentido estos días de arduo trabajo y lejos de mi hogar y que bien he aprendido de tanta lectura.
Con seguridad afirmo (por mi propia experiencia) que lo realmente importante cuando deseamos hacer sentir nuestro amor a nuestra pareja no es lo mucho que demos sino que eso que estamos entregando sea lo que la otra persona espera recibir y que lo hagamos desde la profundidad de nuestro corazón sin esperar nada a cambio. ¿Por qué sin esperar nada a cambio? Para así no hacer sentir a esa otra persona la deuda del agradecimiento, para que esté seguro de que no cobraremos intereses (altísimos) cuando por alguna razón no sean satisfechas nuestras expectativas.
Una persona que ha madurado posee una gran capacidad de compartir lo que posee. Obviamente y como siempre digo, no se puede dar ni entregar de algo de lo que se carece y es por esta misma razón que se entrega desde la abundancia y no desde la carencia.
El amor es libre, sin condiciones, se da simplemente por el deseo de dar. No tenemos que esperar a que lleguen momentos especiales para dar amor. No existen, es algo que tiene que ver con el aquí y el ahora. Es un asunto de cada momento y no está limitado exclusivamente al componente erótico o sexual del amor. También tiene que ver con el componente de la amistad y el compromiso por el otro.
Algunas personas se esfuerzan mucho en conseguir grandes cosas para ofrecer al otro, pero dejan pasar una cotidianidad carente de expresiones de amor. Otros creen que con cumplir con las obligaciones contraídas (mercado, casa, colegio, coche, cuidado de los niños, estar pendiente del hogar) es suficiente.
Para no equivocarnos, tengamos en cuenta que una sonrisa, un abrazo, un te quiero, un estoy contigo, un chocolate en la cama, un paraguas para la lluvia, una llamada para anunciar un retraso, unas palabras de aliento, una flor en el cuarto, puede ser lo que el otro está esperando en un momento dado y es lo que necesita recibir.
No debemos condicionar el dar; ni pensar en: "te doy para que me des" ó "dime cuánto me darás para saber cuánto te doy". Si queremos dar amor, no debemos tener medidor cuantitativo ni cualitativo. El amor debe darse sin temor a que se nos acabe o a que el otro vaya a abusar.
Las personas que se quejan de dar demasiado son las que están dando para obtener algo. Son las que consideran al otro como a su hijo al que tienen que sobreproteger, cuidar, controlar o manipular. Con tales propósitos, lo empalagan de regalos y ofrecimientos que el otro ni siquiera está interesado en recibir. Parten de sus necesidades y no de las del otro. Tenemos que recordar que dar para recibir sólo nos lleva al resentimiento, desilusión, desengaño y generar culpa en el otro.
Hay que dar, incondicionalmente, desde la abundancia y no desde la carencia, para lograr que el otro reciba nuestro amor. Así recibiremos en compensación el amor que todos necesitamos.
Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En realidad, dar es lo mismo que recibir. Cuanto más demos más recibiremos porque mantendremos la abundancia circulando en nuestra vida. Como vemos, todo lo que tiene valor en nuestra vida se multiplica únicamente cuando es dado; pero cuando es dado desinteresadamente, con amor. Si al dar sentimos que hemos perdido algo, lo dado no lo ha sido en realidad y entonces no generará abundancia ni compensación alguna.
Al dar y recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe. La felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por tanto, el acto de dar debe ser alegre. Debe darse con alegría y con una actitud mental de desprendimiento, de desapego.
La mejor manera de poner a funcionar este proceso de circulación del dar-recibir, con nuestra pareja o con cualquier persona, es tomando la decisión de que cotidianamente o cada vez que podamos, le daremos algo: una flor, una tarjeta que exprese nuestro amor, un cumplido o una oración.
No es necesario que sean cosas materiales. Obsequios como dar afecto, aprecio, atención, amor, son algunos de los más preciados por nuestra pareja y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.
En realidad la práctica del dar y del recibir es muy sencilla: si deseamos alegría, démosle alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor. Si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida. Cuando optamos por acciones que les producen alegría y éxito a los demás, el fruto es también alegría y éxito.
Si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. Es lógico pensar entonces que debemos aprender tanto a dar a nuestra pareja, como a recibir de ella, si queremos conservarla.
Te amo muchísimo ArkadiusN, gracias por estar a mi lado Amo, por aceptarme de la misma manera en que te acepto y por sobre todas las cosas por que sin Ti recorrer, aprender, amar y ser plena hubiese sido mucho más difícil mi amor.
Siempre Tuya
siempre mío
siempre NUESTRO


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