"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo."
Benjamin Franklin
"Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar."
Calderón de la Barca
... Ya al dejarle limpio y satisfecho (yo igualmente satisfecha o más, quien sabe, jajaja)… Me tumbo a Sus pies a descansar y a calentárselos, hoy especialmente hace un poco más de frío que de costumbre y le apetece caliente Sus pies mientras me acaricia con ellos… Ya luego de un tiempo, me quedé dormida, no logro imaginar por cuánto tiempo, sólo sé que al despertar estaba con una mantita calientita sobre mí y Mi Señor me había hecho un rico té… Así que me siento y me acomodo en la mantita y me comienzo a tomar mi té acompañándolo y me dice: ~ “luego de que terminemos deseo que te masturbes para mí…”~ lo cual me hace rápidamente humedecer y alertar todos mis sentidos… Terminamos el té, El llevó todo hacia la cocina y mientras dispone de todo allá, yo me apresuro a alistarme para complacerle…
Entonces espero a Mi Señor, en mi esquina, en silencio, enmudecida por respeto y deseo a Mi Señor, mi cuerpo tiembla de deseos y ganas, Mi Señor se presta a atenuar la luz de la sala, enciende la fuente de agua, de fondo se escucha el sonar del río en la lejanía y los acordes de Vivaldi, las melodías que le relajan y le ponen muy tranquilo, y a mí me enloquecen al saberle allí… Antes de sentarse llega hasta mi esquina, me acaricia mi rostro, sube mi mirada para encontrarse con la Suya, me besa sutil y suavemente mi frente, procede a vendarme los ojos con uno de los pañuelos, abriendo mi mano derecha coloca la fusta y en Su otra mano, un platillito con crema batida… siento que lo coloca a poca distancia de mí… Le siento alejarse, yo en mi esquina dejo todo cerca, arrodillada, cabizbaja con mis manos sobre mis muslos palmas arriba en dulce compás de espera… Mi excitación iba en aumento según conforme pasaban los minutos, El estaba allí en Su butaca, no logro imaginar lo que hace pero esta allí, se me observa, puedo sentir Su mirada recorrer todo mi cuerpo, sentir como me observa y me vive con Sus ojos y todo Su ser… Suspira y le siento acomodarse, no logra en nada impacientarme, más bien consigue ponerme muy excitada, mis pezones y todo mi cuerpo están expectantes, mi piel está erizada, y tiemblo de placer, sabiéndome vigilada, observada, inspeccionada a distancia… Todo listo y en medio del silencio, escucho la señal de comenzar… Esa señal que solo conocemos nosotros, esa complicidad que hace que nos unamos más y la que nos hace marcar el principio de este momento…


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