martes

Una gran familia

"No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida,
enseñadles más bien a superarlas."
Louis Pasteur


 "Grande es siempre el amor maternal,
pero toca en lo sublime cuando se mezcla
con la admiración por el hijo amado."

Ángel Ganivet




Los hijos no vienen con un manual de instrucciones y mucho menos si somos Nosotros quienes decidimos escoger una hija. En mi caso no nació de mis entrañas, fruto del amor entre pareja, pero puedo asegurar que nadie jamás la ha amado más que yo. Puedo decir que SÍ pude escoger tener una hija, pero no cualquier hija sino a MI HIJA.
Es por esta razón que ella es la Princesa de mami, la adoro y sé bien que ella siente igual hacia mí, sólo que ambas tenemos mucho carácter, fuerte, duro y hasta frío quizás para no aparentar que somos mujeres sensibles y cálidas, pero eso es la consecuencia directa de tantas experiencias a las que nos hemos enfrentando y afrontado juntas, queramos o no somos las consecuencias de las experiencias vividas, esas que nos ayudan a madurar y moldear el carácter que tenemos hoy día.
Puedo decir que la relación con mi hija es una muy pasional. En ella he experimentado el amor y la ternura más profunda e incondicional a la vez que el odio, rabia y coraje más intenso de mi existencia. Muchas veces pienso que si fuera una madre de esas de antaño, de esas que considero tradicionales, que siempre están en casa las cosas podrían ser diferentes, pero soy una mujer profesional, que adora superarse y disfruta de enfrentar los retos de todo lo que le rodea, soy una madre del Siglo XXI. Incluso, mi hija en ese aspecto es idéntica a mí.
Estos días aprendí que aunque ambas hemos tenido la misma conversación como madre e hija, la interpretación de la misma ha sido totalmente diferente. Necesito ver y sentir las cosas desde su perspectiva, lo cual no necesariamente obliga a mi hija a ver y comprender la mía... Comprendimos que ejercer el poder y mantener la distancia es algo que estuvimos negociando de manera "desapercibida" durante todo nuestro diálogo. Mi intención cuando conversamos es siempre mejorar la comunicación entre nosotras, sobre todo si una de ellas es profesional y la otra se encamina a comenzar su carrera de medicina.
Lejos de lo que se pueda pensar, durante estos días me he convertido en una madre omnipresente para Mi Princesa, donde quizás aquella gentuza que ha tratado de enfrentarnos lo que realmente ha logrado es justo lo contrario. Como madre no he perdido autoridad ante mi nena porque algo que tengo a mi favor es que no tengo conflictos con ella y jamás nuestra relación ha sido de alto riesgo.
No acostumbro a aconsejarla si no lo pide, lo único que mi Princesa desea es aprobación y mis demostraciones de amor. Y el conflicto básico entre nosotras es ese afán de demostrarme que ya no necesita mi protección porque así la he educado (en este momento reconozco que a veces me resulta muy difícil darme cuenta que sólo tiene 17 y que aunque es muy madura para su edad y sabe decidir por ella misma olvido que necesita más muestras de mi amor y afecto por ella).
Sé bien que cuando mi nena ha saltado de una manera poco usual al darme alguna contestación es porque en realidad mi opinión le importa mucho. Por eso no pierdo ocasión en dejarle saber siempre lo orgullosa y feliz que me siento de que sea mi hija. El efecto que producen estas palabras en ella es mágico, baja sus defensas y se muestra tal cual es (casi nunca deja ver esa parte tierna y vulnerable de su personalidad). He aprendido a respetar sus pensamientos y sentimientos al igual que sus decisiones, y cuando he criticado algo en ella sabe que lo hago bajo el amor.
Mi Princesa, a veces olvida que no soy su secretaria, a esa que la puedes interrumpir cuando se quiere y que siempre está disponible. A medida que ambas vamos creciendo y madurando, vamos evolucionando en nuestras relaciones y en nuestros roles, respetando nuestras distancias e intimidad entre nosotras, pero no por ello dejando de amarnos, respetarnos y comprendernos. Hemos cambiado nuestra forma de comunicarnos. Siempre he dicho que Mi Princesa forma una especie de alianza con ArkadiusN, lo cual jamás he visto mal sino todo lo contrario, la siento como su aliada y hasta se convierte Él en su favorito, su confidente y a quien pide consejo, lo cual transforma nuestra dinámica familiar en una sana convivencia en donde ayuda y facilita a decidir y llegar a acuerdos entre nosotras. Esa conexión padre e hija es fundamental para cimentar nuestra relación de madre e hija.
Mi Princesa tiene voz y voto para participar en las toma de decisiones que han de afectar su futuro y sus comentarios siempre tienen mi respeto. También y aunque en muchas ocasiones he sido fuertemente criticada y muy mal vista ante los ojos de muchos, mi manera de educar a mis hijos mientras van creciendo, preparándolos para el mundo en que se van a enfrentar, es fuerte y muy disciplinada. Pero esto es porque como no soy eterna en caso de que me pasase algo hoy, mis hijos podrían sobrevivir mi pérdida y continuar su formación de una manera ejemplar. 
Soy una madre con toda la autoridad en el hogar y no soy nada consentidora, eso a veces me trae largas conversaciones con ArkadiusN, pero la verdad es que detesto a los niños consentidos y demasiado mimados. Pienso y siento que el reflejo de una buena educación es su aprovechamiento escolar y su comportamiento no solo en el entorno familiar sino con el resto de la comunidad en donde se desenvuelven. Por eso soy de las que creo que si mis hijos son exitosos como estudiantes y están muy bien educados, reflejando el éxito que como madre he tenido al educarlos. Igual sentiría si suspendieran o me dieran quejas de su comportamiento, lo consideraría un fracaso de mi persona como madre. Gracias a esta forma de educarlos, muy poco tradicional en mi país (muchos piensan es dictatorial, pero deja de serlo porque ellos pueden pedir lo que llamamos una ‘Mesa Redonda de negociación y diálogo’), es que he logrado que mis hijos sean excelentes y sobresalientes en el rendimiento de sus calificaciones, muy respetuosos y disciplinados además de considerarlos prodigiosos en áreas como las ciencias, matemáticas, bellas artes y algunas cositas que estamos cultivando en estos momentos.
En nuestro hogar la obediencia, la responsabilidad, el respeto, el esfuerzo, el desarrollo de su individualidad y criterio propio bajo nuestra tutela, donde explicamos nuestras actuaciones y desiciones a nuestros hijos, y deseamos ser cuestionados por cada acto si es el deseo de los chicos (esto requiere de mucho más tiempo de educación créanme), sin olvidar los derechos que amparan a nuestros retoños y los derechos que tenemos por ser padres, es lo que marca la diferencia en nuestra familia.
¡Te amo muchísimo Bella!
Debemos atemperar la educación y crianza de nuestros hijos al presente, sin dejar de lado que hay cosas que no son negociables, para poder hacer de nuestros hijos unas personas autosuficientes. La disciplina va de la mano del seguimiento y vigilancia de sus actos, y como en cada hogar existen reglas a seguir.
En resumen, para aquella gentuza que esperaba que luego de la tempestad las aguas no regresarían a su nivel, sólo dejarles saber que el nuevo amanecer ha sido uno clásico de verano… Un hermoso día veraniego donde el ayer sólo ha sido un paso más en el sendero de la madurez y crecimiento de nuestra vida, no solo familiar sino como madre e hija…
Te adoro, te admiro y estoy muy orgullosa de ti Mi Princesa, amo tu dualidad y a cada una de tus lunas... Siempre recuerda que lo que sea que decidas aquí estaremos ArkadiusN y yo para apoyarte y compartir contigo todo lo que así desees tú mi nena…

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