"La libertad es el derecho
que tienen las personas de actuar libremente,
pensar y hablar sin hipocresía."
José Martí
"Ser sincero no es decir todo lo que se piensa,
sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa."
André Maurois
Hoy y tras un desafortunado comentario dirigido contra mi persona, dedico esta entrada a decir que primeramente no me arrepiento de lo que he vivido en mi sendero BDSM, y que como bien dije en su momento, cometí errores por inmadurez e inexperiencia y por los que aún al día de hoy sigo pagando un alto precio en lo que a consecuencias se refiere.
Lo que no voy a consentirle a nadie es que me juzgue o trate de humillarme (sea en privado o públicamente) por como he decidido vivir mi vida. Y no lo digo sólo por vivir el estilo de vida BDSM sino porque Yo vivo mi vida a mi manera y como más me satisface. No tengo nada por lo que deba esconderme o avergonzarme.
Soy feliz de ser la esclava, MASCOTA, pareja y mujer de ArkadiusN y ésta va a ser la única vez en la que voy a expresarme respecto a este tema.
Públicamente quiero agradecer que continúen dándome tanta importancia en sus pensamientos y que me dediquen tiempo que podrían ocupar en otras cosas. A quien publicó en mi entorno profesional la siguiente noticia e hizo una introducción de la misma refiriéndose a mi persona le dedico esta entrada y la que le antecede escrita por mi Señor. Quizás hubiese sido más fácil practicar lo de a palabras necias oídos sordos, pero la realidad es que me divierte y apetece hacer cosas como las que hago en este momento.
Aunque debo reconocer que tengo muchísimas similitudes con las mascotas presentadas en este reportaje, la diferencia fundamental es que YO estoy viviendo de manera libre, voluntaria y consensuada mi esclavitud y a estos animales se le ha impuesto sin más opción.
Muchas veces nos sentamos y leemos los diferentes blogs que componen nuestra comunidad y después los comentamos diferenciando entre cuales nos gustan, en cuales vamos a intervenir comenzando a hacernos participes de las vivencias de los demás y en cuales no vale la pena ni volver a entrar. ¿Pero te has puesto a pensar que al igual que la sociedad tradicional, la sociedad bedesemera es también una fauna muy diversa? Pocas veces nos detenemos a reflexionar si alguna de esas situaciones desafortunadas que vemos diariamente difundidas por los medios de comunicación, por ejemplo, nos sucediera y nuestra historia quedara plasmada públicamente pensaríamos incrédulamente que nos parece inconcebible la idea de que seamos nosotros quienes estuviéramos viviendo esa situación y quedáramos a expensas de que otros fueran, en el peor de los casos, quienes pasaran juicio sobre cómo debimos haber actuado y cuál sería el mejor castigo para que aprendiéramos la lección.
Sin embargo, es precisamente eso lo que hacemos, juzgamos de la manera más severamente posible. Incluso decimos “qué bueno que le suceda por irresponsable e inmaduro”, “que aprenda por las malas” y/o “para que la próxima vez piense mejor las cosas” y comentarios similares son los que repetimos cuando leemos sobre esas vivencias o errores que cometen otros.
Y antes de que hagan lo mismo conmigo, deseo aclarar que no hablo de personas que son reincidentes en ese patrón de conducta o que a propósito hacen las cosas de esa manera para engendrar en otros el sentimiento de pena o compasión. Me refiero a aquellas personas que cometen errores cuyas consecuencias han sido fatales y cuya repercusión cae en la línea fina entre el accidente y lo ilegal.
¿Alguna vez has pensado que el peor castigo puede ser el autoimpuesto? ¿Ese que te hace recordar todos los días de tu vida que cometiste un error, que por tu culpa alguien salió perjudicado, que te hace revivir una y otra vez cada instante de ese fatídico día, que te lleva a fantasear mil cosas que pudiste haber hecho para evitar lo que en efecto sucedió? No hay peor verdugo que la propia conciencia (claro, para aquellos que la tenemos). Y mientras todo esto ocurre es como si tuviéramos en nuestra frente tatuada la letra escarlata que señala tu error, la cual todos ven y se sienten con derecho a ¿juzgar?
Eso no significa que (declarar abiertamente que disfruto del BDSM como muchos disfrutan la cristiandad de Semana Santa, de hacer obras benéficas, de ir al gimnasio, ser vegetarianos, hipócritas sociales o agnósticos) esta linda mascota carezca de valores morales y principios básicos de cultura y educación. Parto siempre de la primicia de jamás hacer a otros lo que en su día no me gustaría que me hiciesen. Bajo esa pauta y valorando en su justa medida el simple hecho de que todos somos iguales, seres de la misma especie, no puedo pasar por alto y evitar intervenir cuando algo no es correcto. Aunque la actitud más fácil hubiese sido hacer como la mayoría, sentarne de brazos cruzados y ser participe y cómplice de las injusticias y atropellos que se estaban cometiendo, sin hacer el más mínimo reproche aceptándolos como unos sucesos acertados. Ser cómplice de un mal suceso me hace ser participe intelectual del mismo, más aún cuando soy espectadora de un atropello, un acto bárbaro que considero abusivo, cruel, inhumano y contranatura, algo inmoral que me convertiría en un ser humano despreciable si no levanto mi voz de protesta y actuara de la manera que para MÍ es la correcta y así evitar el sentirme participe de la vejación cometida.
Eso no significa que (declarar abiertamente que disfruto del BDSM como muchos disfrutan la cristiandad de Semana Santa, de hacer obras benéficas, de ir al gimnasio, ser vegetarianos, hipócritas sociales o agnósticos) esta linda mascota carezca de valores morales y principios básicos de cultura y educación. Parto siempre de la primicia de jamás hacer a otros lo que en su día no me gustaría que me hiciesen. Bajo esa pauta y valorando en su justa medida el simple hecho de que todos somos iguales, seres de la misma especie, no puedo pasar por alto y evitar intervenir cuando algo no es correcto. Aunque la actitud más fácil hubiese sido hacer como la mayoría, sentarne de brazos cruzados y ser participe y cómplice de las injusticias y atropellos que se estaban cometiendo, sin hacer el más mínimo reproche aceptándolos como unos sucesos acertados. Ser cómplice de un mal suceso me hace ser participe intelectual del mismo, más aún cuando soy espectadora de un atropello, un acto bárbaro que considero abusivo, cruel, inhumano y contranatura, algo inmoral que me convertiría en un ser humano despreciable si no levanto mi voz de protesta y actuara de la manera que para MÍ es la correcta y así evitar el sentirme participe de la vejación cometida.
Hay que caminar una milla en los zapatos de otros para poder vivir por un momento lo que otro vive y sentir como otro siente y más cuando ese otro es una mujer adolescente, vulnerable, indefensa y acobardada por los repetitivos y violentos abusos sufridos. Sólo de esa manera podrás desarrollar empatía, compasión y crecer como individuo. Aprendiendo que los errores no se justifican, pero tampoco se juzgan. Y SÍ, HE COMETIDO MIL ERRORES EN MI PASADO, pero eso no significa que bajo esa aserción voy a permitir que se cometan hechos y malas acciones que son injustificables. Esa es la lección que me ha enseñado ArkadiusN durante estos años que permanezco a Su lado pero que al parecer muchos no quieren ver. Tienen aún ese apósito en sus ojos o sencillamente tienen ceguera selectiva, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Es por esta razón que ante muchos actualmente parecería que soy una esclava con presunción de Dómina, que soy poco ‘sumisa’ y que se cree el ombligo del mundo o el centro del Universo, por mis formas de pensar, actuar y sentir. Es cierto que en la actualidad tengo una súper, mega, ultra autoestima, y que me valoro en mi justa medida, no más pero tampoco menos. Todo esto es creación de ArkadiusN, porque el deber de un verdadero Dominante es engrandecer los sentimientos de su sumisa, de hacerle ver lo valiosa que es y sentir que aprecia en demasía el regalo de la entrega y que por ese mismo hecho corresponde cuidando, protegiendo y amando a su posesión más preciada. Que no juzga ni justifica sino que muestra el camino y educa a la vez que aprende. TODOS hemos cometido errores en nuestro sendero bedesemero, lo realmente valioso es aprender de los mismos y no volver a cometerlos y seguir día a día redescubriendo que esos vestigios de un pasado tormentoso deben ser reeducados y redirigidos con amor, paciencia, sabiduría, disciplina y entereza de carácter hasta convertirlos en una simple experiencia de las que forman el espíritu fuerte y sano de su poseedora. 
"Son siempre más sinceras las cosas
que decimos cuando el ánimo se siente airado
que cuando está tranquilo."
Marco Tulio Cicerón
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