sábado

La memoria del corazón

"Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad."
Francisco de Quevedo
"Todos somos muy ignorantes.
Lo que ocurre es que no todos ignoramos
 las mismas cosas."
Albert Einstein  

Hoy dejo aquí una reflexión que al leerla me ha calado en lo más profundo de mis sentimientos. Muchas veces las cosas a simple vista no son como parecen ser, y aprovecho a pedir disculpas si a alguno he prejuzgado mal en alguna ocasión. Igualmente agradecer a cada uno de nuestros seguidores (incluyendo a los anónimos) y a las personas que día a día comparten sus sentimientos con nosotros. En especial a Sweet, beth{SG}, iara y shurime por sacar de vez en cuando a la trasto que vive en mí... Gracias por compartir un poco de su tiempo y de pasar por estos aposentos que se enriquecen con sus aportaciones...


Gengis Kan fue un gran rey y un guerrero. Condujo a su ejército hasta China y Persia y conquistó muchas tierras. En todos los países, la gente hablaba de sus grandes hazañas y decían que, desde Alejandro Magno, no había habido otro rey como él.
Una mañana en la que se encontraba en su casa después de volver de la batalla, cabalgó hasta el bosque para cazar. Lo acompañaban muchos de sus amigos. Cabalgaron alegremente con sus arcos y flechas. Lo seguían los sirvientes con los perros.
Formaban una partida de caza tan alegre que el bosque se llenó de sus gritos y sus risas. Y esperaban regresar a casa con gran cantidad de presas al anochecer.
Posado en su muñeca, el rey transportaba a su halcón favorito, ya que en esos tiempos los halcones eran entrenados para cazar. Cuando su amo se lo ordenaba, alzaban el vuelo y oteaban a su alrededor en busca de una presa. Si tenían la suerte de ver un ciervo o un conejo, se precipitaban sobre ellos, veloces como una flecha. Gengis Kan y sus cazadores cabalgaron por el bosque todo el día, pero no encontraron tantas presas como habían esperado.
Al caer la tarde, se dirigieron a su casa. El rey había cabalgado a menudo por el bosque y conocía sus senderos. Así que mientras los demás cazadores volvían a casa por el camino más corto, él se internó por una senda que atravesaba un valle entre dos montañas.
Había sido un día caluroso y el rey estaba sediento. Su halcón amaestrado había abandonado su muñeca y alzado el vuelo. El ave sabía con certeza que encontraría el camino de regreso.
El rey cabalgó pausadamente. Recordaba haber visto un riachuelo cerca de ese camino. ¡Si pudiera encontrarlo! Pero el calor de verano había secado todos los arroyos de las montañas.
Por fin, para su contento, vio un hilillo de agua que se deslizaba por la hendidura de una roca y dedujo que un poco más arriba habría un manantial. En la estación húmeda siempre brotaba de aquella fuente un potente chorro de agua, pero ahora el fresco líquido sólo caía gota a gota.
El rey echó pie a tierra, cogió un pequeño vaso de plata que llevaba en su zurrón de cazador y lo acercó a la roca para recoger las gotas de agua.
Tardó mucho tiempo en llenar el vaso. Tenía tanta sed que apenas podía esperar. Cuando el vaso estuvo casi lleno, se lo llevó a los labios y se dispuso a beber.
De repente, un zumbido cruzó el aire y el vaso cayó de sus manos. El agua se derramó por el suelo.
El rey levantó la vista para ver quién había provocado el accidente y descubrió que había sido su halcón.
El pájaro pasó volando unas cuantas veces y finalmente se quedó posado en las rocas cerca del manantial.
El rey recogió el vaso y volvió a llenarlo. Esta vez no esperó tanto. Cuando el vaso estaba a la mitad, se lo llevó a los labios. Pero antes de que pudiera beber, el halcón se lanzó hacia él e hizo caer de nuevo el recipiente.
El rey se puso furioso. Volvió a repetir la operación, pero, por tercera vez, el halcón le impidió beber. Ahora el rey estaba verdaderamente enfadado.
¿Cómo te atreves a comportarte así? –gritó-. Si te tuviera en mis manos, te retorcería el pescuezo.
Y volvió a llenar el vaso. Pero antes de beber desenvainó su espada. Ahora, señor Halcón -dijo-, no volverás a jugármela.
Apenas había pronunciado estas palabras, cuando el halcón se dejó caer en picado y derramó el agua otra vez.
Pero el rey lo estaba esperando. Con un rápido mandoble, alcanzó al halcón. El pobre animal cayó mortalmente herido a los pies de su amo.
Esto es lo que has conseguido con tus bromas -dijo- Gengis Kan. Al buscar el vaso, vio que éste había rodado entre dos rocas, donde no podría recogerlo. Tendré que beber directamente de la fuente -murmuró. Entonces se encaramó al lugar de donde procedía el agua. No era fácil y cuando más subía, más sediento estaba. Por fin alcanzó el lugar. Encontró, en efecto, un charco de agua. Pero allí, justo en medio, yacía muerta una enorme serpiente de las más venenosas.
El rey se paró en seco y olvidó la sed. Sólo podía pensar en el pobre halcón muerto tendido en el suelo. El halcón me ha salvado la vida -exclamó-. ¿Y cómo se lo he pagado? Era mi mejor amigo y le he dado muerte. Descendió del talud, cogió al pájaro con suavidad y lo metió en su zurrón de cazador. Entonces montó su corcel y cabalgó velozmente hacia su casa. Y se dijo a sí mismo:
Hoy he aprendido una triste lección nunca hagas nada cuando estés furioso.

Lección que me ha costado aprender con mucho tiempo... Gracias Mi Amo y Señor ArkadiusN por darme la paz y la serenidad pero sobretodo con Su paciencia y Su sabudiría templar mi carácter y mi temperamento. Ha sido cuesta arriba este proceso de aprendizaje, hoy con humildad agradezco Su amor y Su tolerancia, Su perseverancia, Su mansedumbre y sobre todo Su entereza para suavizar, atenuar y afinar este carácter desbocado de Su dulce kajira... ¡Te amo mucho Mi Señor!

"El agradecimiento es la memoria del corazón"
Lao-tsé



"No hay deber más necesario que el de dar las gracias"
Marco Tulio Cicerón

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosa historia, aunque la lección provenga del triste final.
Hay un proverbio chino (si no me equivoco) que dice: "No prometas nada cuando te sientas eufórico; no respondas una carta cuando te sientas iracundo."
Así que: paciencia, paciencia, paciencia...
Mira quien habla!!! YO!!! La menos indicada, jaja.
Un beso enormeeeeeeeeeeeee!!!!
Siempre que estés, me tendrás por aquí.

Níobe de ArkadiusN dijo...

Saludos Sweet

Yo que puedo decirte, reconocer y agradecerle a Mi Amo que templara ese carácter indomable y salvaje que tanto le atrae y le gusta, jajaja! Y ese proverbio no lo había escuchado, me lo anoto para colocarlo en una entrada futura...

Te contaré un secreto, tengo ordenado que cuando esté cerca de hacer o decir algo bajo el imperio de la emoción lo piense dos veces ya que sea lo que sea que haga o diga vendrá acompañado de un correctivo por desobediente :( Así, que definitivamente, se aprende porque se aprende... jajaja!

me encanta te pasees por estos aposentos y nos dejes un poquito de tu persona...

Níobe de ArkadiusN

Walkyrjë dijo...

He quedado sin aliento, reconozco que se asomaron un par de lagrimas, muy linda pero muy triste historia, mi madre siempre dijo, paciencia, la madre de todas las virtudes y también con paciencia se gana el cielo...pero vamos que cuesta...saludos cordiales :)

Lucie La fee verte.

Níobe de ArkadiusN dijo...

Saludos Lucie La Fee Vert[EA]

Sé bienvenida y disculpa la tardanza en la contesta...

Opino al igual que tú, cuesta sí, muchísimo la verdad, y me alegra que te llegara en lo profundo de tus sentimientos la misma...

humildemente gracias por pasear y dejar tu sentir, estos aposentos también son tu casa cuando así lo desees...

Níobe de ArkadiusN

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