domingo

En brazos de Papi

"No hay espíritu,
por necio y grosero que sea,
incapaz de adquirir las más altas virtudes
si se le conduce como es menester."
René Descartes

"La educación de la mujer
no puede llamarse tal educación,
sino doma,
pues se propone por fin la obediencia,
la pasividad y la sumisión."
Emilia Pardo Bazán


Hoy es día de cumplir un correctivo, lo que significa que no soy perfecta y que por consecuencia, si actúo mal es obvio que como siempre digo, cada acto siempre tiene consecuencias.
Soy posesiva, rebelde, insumisa, impaciente y mil defectos más que podrían incluir a esta lista pero lo cierto es que, a veces entre ser madre, esposa, esclava y profesional definitivamente es muy fina la línea que divide el respeto que siento por el Amo y la inmadurez de mi juventud. Puedo ser en ocasiones, cachorra y muy infantil (que a sabiendas sé que está mal pero aun así permanezco en mi actitud) y es en esos momentos cuando hago mil méritos para ganarme correctivos, siendo advertida no solo por el tono de la voz de ArkadiusN sino por Sus gestos, ese ‘body language’ que luego acompaña a Su silencio, ese que no puedo tolerar, que me hace reaccionar y darme cuenta de que he actuado mal, aun sabiéndolo, y quizás nada sorprendente cuando soy enfrentada y lo reconozco. Creo que ArkadiusN jamás esperaría que negara lo que es tan evidente, y aunque quisiera desmentir que lo haya hecho con premeditación y alevosía, no lo haría porque eso sería engañar o mentir.
No creamos que sólo cuando se es niño se puede tener el consuelo de unos brazos que nos alcen cuando nos sentimos tristes o tenemos miedo. Pensemos que aun siendo adultos, esos brazos se extienden para contenernos en los peores momentos.
Para una esclava no hay mayor consuelo que los brazos de Su Amo. Si se cae, se lastima, si un juguete se rompió o alguien les dijo algo feo, si se asustaron o les duele algo, el mejor lugar, el más cálido, son los brazos de nuestro Amo. ¿Alguien podría debatir este enunciado? Parecería ser que hacerle upa a una esclava fuera un acto mágico. Casi instantáneamente desaparecen el dolor, la angustia, el miedo y si no se van del todo, se atenúan y mucho. Este es alguno de los tantos beneficios de ser esclava (sumisa), ante una dificultad, el consuelo llega rápido, siempre están extendidos los brazos de nuestro Amo, dispuesto a hacernos ese “aupa” mágico que parecería que, más que elevarnos del suelo, nos llevase hacia otra dimensión, suave, tierna, donde nada duele ni asusta demasiado. No hay dolor para una esclava que no se calme cuando está en brazos de Su Dueño. ¿Pero qué ocurre cuando crecemos? Cuando pasamos la infancia de nuestra esclavitud pues se podría pensar que todo cambia. No es que cuando tengamos dolor, pena, miedo, no haya consuelo, no es así, pero ya podría pensarse que nadie nos hace upa. Y claro, “estamos muy crecidos para eso”. Pero el hecho de crecer y convertirse en una esclava 'adulta' (no sé si exista ese término) no nos exime de los dolores, angustias y miedos, muy por el contrario. ¿Qué hacemos entonces cuando nos sentimos mal, tristes, angustiados, temerosos? Cuando realmente el dolor o el miedo son grandes, no sé por qué razón, una se siente chiquita, muy chiquita e indefensa ante el peligro que acecha, sea una enfermedad, la muerte, la falta de amor, el abandono, etc. Es como si ante las situaciones límites nuestro cuerpo se mantuviera intacto por fuera, pero nuestro corazón se hiciera pequeño y pidiera a gritos que nos alcen aupa. En el dolor más profundo una se siente indefensa. En esos momentos, siempre hay alguien o algo que nos consuela, familia, hermanos, abrazos, manos apretadas, caricias, y no es que todo esto no sirva, todo lo contrario, pero aun así, uno está solo en su dolor y en apariencia nadie “nos alza en brazos”. 
El grito ahogado del corazón chiquito, sufriente y abatido se hace sentir con una fuerza inaudible, que sólo nuestro Amo puede percibir. Es allí, en el peor de los momentos, en que SÍ nos hacen aupa. Si nos abandonamos (en el mejor de los sentidos) en nuestro Amo, sí dejamos que Él nos acompañe y le contamos nuestra angustia, miedo o dolor con humildad, con la sencillez e inocencia de la niñez, Nuestro Amo, nuestro Padre, Nuestro TODO nos hace aupa. Grandes como somos, pesados, arrugados, no importa. Es como si en ese momento fuera Nuestro Padre (ArkadiusN lo es para mí) rescatara a su hijo. Sabe que sus brazos son el mejor de los consuelos y nos alza, y en esa dimensión y a pesar del dolor, llega la paz, la confianza absoluta de que todo está en sus buenas y poderosas manos. Allí y sólo allí nace la paz. En sus brazos, todo se siente mejor, el miedo se atenúa, el dolor mengua, la esperanza crece y la confianza nos domina. Como antes, como cuando éramos chiquitos, ‘Papá nos está haciendo aupa, nos está alzando en brazos’. Sólo se trata de confiar, de tener fe, de amar a nuestro Amo como lo que es, nuestro protector, y pedirle humildemente ayuda, descargar en Él nuestro pesar, y pedirle en el más amoroso de los sentidos que nos alce. Sentiremos cómo Sus brazos nos toman y consuelan, como lo que parecía insostenible se puede tolerar, como se puede mantener la calma en medio del dolor y ¿por qué no?, esbozar una sonrisa, como ésas que hacen los niños cuando están en el lugar donde se sienten más seguros, los brazos de ‘sus papás’. Dejémonos alzar por ese ‘Amo papá’ que nunca abandona y que tiene, no sólo en Su regazo, el amor más grande y sublime para brindarnos.
Mil disculpas por mi actitud de ayer Mi Amo, públicamente suplico perdón por ser una esclava soberbia, prepotente y con muy mala leche. Le amo mucho, más cuando me disciplina y me educa, y cuando
estos actos vienen con tanto amor y empatía... Gracias por educarme y por amarme...






"Aprender sin reflexionar es malgastar la energía."

 Confucio

1 comentario:

ArkadiusN dijo...

Niobe siempre eres mi nena, te amo cielo.

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